lunes, 10 de mayo de 2010

14 Inkas en Usaquén

Estuve en 14 inkas en Usaquén. Estaba recién abierto, creo que llevaba 1 o 2 días atendiendo al público, lo que hace pensar que puede haber fallas de inicio y ajustes durante la visita, personalmente, fallas tolerables de estrene.
Este es el segundo que abren después del que ya hay en la 84 con 12 (de los mismos de Nazca y también socios del Spa de Claudia Elena Vásquez en la 95 debajo de la 11). A 14 Inkas solo había ido una vez pero en plan de tomarme unos piscos y picar unos tiraditos, nunca había almorzado ni comido, esta vez fui con el ánimo de la reseña y con antojo de volver a comer peruano que hace rato no lo hacía.
Este restaurante, una versión más informal que el resto de peruanos que se han establecido en Bogotá como Rafael, Nazca y Astrid y Gastón. Uno se encuentra con una cristalería y vajilla decente, servilletas e individuales de papel, en un ambiente moderno pero sin pretensiones. Tomaron el local donde era Cadaquez que es una lástima que hubiera tenido que cerrar, la comida era muy buena. Se nota que la inversión fue alta tratando de conservar los elementos de diseño del primer local; la fachada la misma que la anterior, con el juego de figuras en paneles de metal pintados de blanco, junto con los colores, bancas corridas y la pared verde con matas al fondo, de el arquitecto Giancarlo Mazzanti. El local alargado hace que no sea tan acogedor, junto con una iluminación escasa, tal vez la luz del día lluvioso no colaboraba. Las sillas y el equipamiento, los detalles y el mobiliario son de calidad.
Nos sentamos e inmediatamente nos atendieron muy bien. Me gustó que el mesero sabía perfectamente recomendar los platos, todo lo que le pregunté lo contestó perfectamente y sabía qué ingredientes componían todo el menú que me pareció largo. Está dividido por tipos de platos y técnicas, pero todos se ven muy ricos. Pedimos dos entradas y dos fuertes. Yo me pedí una causa, me antoje de la de atún, pero no era de atún fresco sino de lata, lo que pasa es que en Perú se acostumbra a hacerse así, como con una ensaladita de atún, dentro o encima del puré de papa amarilla mezclado con ají amarillo, lo cual le da ese característico color. Entonces pedí causa de langostinos. Me llegó muy bien presentada y no a la manera típica que es el langostino montado sobre la causa en aro, más bien causa tipo tamal rellena de aguacate y mayonesa con unos 3 buenos langostinos a un costado y una lechuga en el centro, el plato ligeramente bañado por unas rayas de aji rocoto y otra salsa verde que no identifique. La otra entrada, anticuchos de corazón de pollo, muy buenos, muy bien presentados, perfectamente cocidos. Estaba con ganas de probar el lomo saltado, pero pues era ir por algo muy común y quise aventurarme por algo que reflejara el estilo del lugar.
Ordenamos un plato de costillas de cerdo con tamarindo sobre tacu tacu de lentejas, su nombre era Asadito. La presentación impecable, pero el plato no me gustó. No me gusto porque estuviera malo sino porque a mí no me gustó y punto. La costilla era más gordo que carne, y el tacu tacu tenía algún tipo de queso, creo que como un paipa que hacía que el olor del tacu tacu no fuera el más agradable, pero el sabor, y la textura eran buenos. El otro fuerte fue una Parihuela que lo preparan con un poco de los 3 ajíes insignia del Perú: panca, rocoto y amarillo. La sopa estaba muy rica, el nivel de picante adecuado para el paladar Bogotano, con la cantidad adecuada de pescados y mariscos para el precio que uno paga.
El precio es bueno para la calidad de la comida, de todas formas, no me dejó impactado por su comida. Es uno más de comida peruana a unos precios más justos (puede llegar a competir con Central Cevichería), pero aunque la comida es muy bien ejecutada, la experiencia en general fue buena, mas no muero por repetir. Siento que Bogotá ya se está saturando de pescados y mariscos en Bogotá, cuando todavía la frescura del pescado dista mucho de esa que si hay en lima por ser ciudad costera. Me parece interesante ver qué va a pasar cuando abran La Mar ahí en Usaquén y tengo entendido que lo que están haciendo al lado de Dilucca también tiene que ver con pescado.